Los aceleradores de partículas son los microscopios
que nos permiten adentrarnos en lo más profundo de la materia.
El núcleo atómico se descubrió mediante proyectiles
producidos de manera natural, como las partículas a de
algunos elementos radioactivos, que llegan a unos pocos MeV
[1]
de energía, lanzándolas contra láminas
metálicas. Con la radiación cósmica se alcanzaban
mayores energías, pero tenía graves inconvenientes:
se desconoce el tipo de partícula, su intensidad es débil,
... Por ello, a partir de los años 1930 se construyeron
los primeros aceleradores.
Los aceleradores más sencillos son los electrostáticos,
de los que hay aún muchos en servicio, ya que permiten
acelerar muchas clases de partículas. La alta tensión
los limita, debido a las descargas eléctricas. Se soluciona
el problema con campos eléctricos variables sobre la trayectoria
que recorre la partícula: tenemos entonces los aceleradores
lineales. En 1932 surge el ciclotrón, primer acelerador
circular, que acelera partículas que describen una espiral
cuyo radio aumenta con la energía. Produce un haz continuo
y son los aceleradores más utilizados en medicina, pero
no en la investigació en física ya que para altas
energías hacían falta campos magnéticos en
un volumen cada vez mayor. La alternativa es utilizar electroimanes
para mantener las partículas en una órbita cerrada:
tenemos los sincrotrones.
En los aceleradores
lineales y circulares el blanco está fijo. Se puede conseguir
mayor energía para crear partículas nuevas si
el blanco también se mueve y la colisión es frontal.
El acelerador se llama entonces colisionador.
Antes de entrar en un gran acelerador les partículas
salen de una fuente. Pasan luego por los sistemas de inyección
que los aceleran hasta la cámara de vacío, que es
una como una canonada por la que circulan las partículas,
que está envuelta por un campo magnético guia para
que las partículas giren en una órbita cerrada.
En cada vuelta la partícula pierde parte de su energia
en forma de luz, que se llama radiación sincrotrón.
Para compensarla, se da una aceleración periódica
que agrupa las partículas en paquetes, de muchas partículas.
Estos haces las hacen coincidir en ciertos puntos de interacción
que es donde se colocan los detectores. Ocasionalmente, en cada
cruce de estos haces, un electrón llega a estar tan a cerca
de un positrón que se produce una colisión como
si se tratara de dos bolas de billar, o bien produce una aniquilación
que origina nuevas partículas.
La radiación sincrotrón se ha convertido
en un instrumente esencial para la investigación fundamental
y aplicada campos como la cosmética e industria alimenticia,
catalizadores y problemas de contaminación, fibras artificiales
y productos farmaceuticos o en microelectrónica.
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