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Hace apenas un siglo desde el descubrimiento
de los rayos X y de la radiactividad y sus aplicaciones en nuestra
vida cotidiana son innumerables. ¿Quién no ha ido
al médico a hacerse una radiografía o quién
no ha pasado su maleta en el aeropuerto por el detector de rayos
X? En este artículo, explicamos brevemente los hitos más
importantes en la historia de las aplicaciones de la física
nuclear y de partículas a la medicina. Como veremos, éstas
aplicaciones han sido de dos tipos: mejora radical en el diagnóstico
de las enfermedades y nuevos métodos de terapia del cáncer
basados en la irradiación de las células cancerígenas
por rayos X o por haces de partículas.
Los rayos X fueron descubiertos por casualidad en
1895 cuando Wilhelm Röntgen dejó olvidada una hoja de
papel fosforescente cerca de su tubo de rayos catódicos.
Posteriormente, se determinó la naturaleza física
de dicha radiación: los rayos X no son más que radiación
electromagnética como la luz visible, pero de mucha mayor
frecuencia, y por tanto, son portadores de mucha mayor energía.
Objetos de diferentes materiales y volúmenes
muestran distinta transparencia a los rayos X cuando se registran
en una placa fotográfica. Así, en una imagen producida
por rayos X o radiografía la placa queda más o menos
ennegrecida según la transparencia del objeto al paso de
los rayos X: los objetos menos transparentes a los rayos X dejan
la placa invariable. Por lo tanto, la imagen que producen los rayos
X es una imagen de la transmitividad frente a los mismos. Al año
siguiente de su descubrimiento, ya apareció un libro sobre
cómo diagnosticar la tuberculosis mediante los rayos X. En
aquella época se utilizaron principalmente para localizar
balas y otros metales, que eran mucho menos transparentes a los
rayos X que los órganos del cuerpo humano. Más tarde,
el uso del contraste (sustancias opacas a los rayos
X como el bario) permitió visualizar el tubo digestivo y
los vasos sanguíneos.
Los rayos X también se comenzaron a utilizar
muy pronto como un nuevo método de terapia contra el cáncer:
en 1897 se utilizaron para tratar el cáncer de piel irradiando
las células cancerígenas de la epidermis. Hasta entonces
los médicos utilizaban radiación ultravioleta, que
es mucho menos energética. Pero pronto se advirtió
que cuanto mayor era la energía de los rayos X mayor era
su eficacia como terapia. Por desgracia, se tardó mucho tiempo
en producir rayos X con la energía necesaria de forma artificial
y controlada. Actualmente, en casi todos los grandes hospitales
existe una unidad de tratamiento de rayos X mediante los modernos
aceleradores de electrones.
En 1886, Henri Becquerel descubrió la radiactividad,
tan sólo unos meses después del descubrimiento de
los rayos X. Encontró un nuevo tipo de radiación que
se producía de forma espontánea en algunos metales
pesados como el uranio. Años más tarde, Pierre y Marie
Curie encontraron una fuente excepcional de rayos gamma: el radio.
Los rayos gamma son de la misma naturaleza que los rayos X pero
de mayor energía, es decir, el tipo de radiación que
se estaba intentando producir de forma artificial. Hoy en día,
el cobalto 60, un elemento de características similares al
radio, se utiliza en casi todos los hospitales de la Comunidad Valenciana
como forma de radioterapia.
Según el punto de vista actual, se puede decir
de forma simplificada que los átomos están compuestos
de un núcleo y de una nube de electrones alrededor del mismo.
Los rayos X se producen cuando se excita un electrón de la
corteza del átomo, por ejemplo cuando se hace chocar un electrón
externo contra átomos. Al desexcitarse el átomo y
volver el electrón a su estado fundamental se emiten fotones
de energías del orden de miles de electronvolt. Sin embargo,
los rayos gamma se producen por reorganizaciones del núcleo
atómico y por ello son mucho más energéticos
con energías en el rango de cientos de miles de electronvolts.
Desgraciadamente, los científicos de la época
que manipularon las sustancias radiactivas y los rayos X sufrieron
sus consecuencias. Enrico Fermi, que realizó en la Universidad
de Chicago la primera reacción nuclear en cadena, murió
de cáncer. Sus laboratorios todavía permanecen sellados.
Actualmente, se toman medidas de protección radiológica
y dosimetría para garantizar la seguridad del paciente. Mejorando
la eficiencia de detección en el diagnóstico y la
efectividad de la radioterapia se puede reducir la dosis suministrada
al paciente.
Si los grandes avances de la ciencia física
en este siglo se realizaron en el primer tercio del mismo, en el
terreno de la técnica ha sido el último tercio el
que ha logrado obtener mayor provecho práctico de tales descubrimientos.
Hasta la década de los 70, la utilización de los rayos
X tanto en el diagnóstico como en la radioterapia ha sido
un tanto rudimentaria. Por otro lado, el cáncer se ha revelado
como la enfermedad más temida por el hombre del siglo XX
y vamos a describir brevemente su incidencia.
EL CANCER Y EL GENOMA HUMANO
El material genético está contenido
en los cromosomas de las células. Los humanos poseemos 23
pares de cromosomas. En los cromosomas se encuentra el ADN formado
por dobles cadenas de pares de nucleótidos o bases (adenina,
citosina, guanina y timina). En total existen unos 3 mil millones
de pares de bases en el ADN humano. Secciones de esta enorme cadena
forman los genes. Aunque podemos pensar que estas secuencias permanecen
inmutables lo cierto es que se producen pequeños cambios
continuamente. A lo largo de la vida de un individuo se producen
de forma natural alrededor de diez mil millones de mutaciones o
alteraciones en el genoma de algunas células. Se sabe que
ciertas sustancias químicas y la radiación inducen
mutaciones de algún gen que están asociadas a enfermedades.
Sin embargo, la enfermedad genética posee
un carácter probabilístico: por ejemplo, que a una
persona se le haya detectado una secuencia alterada de su gen asociado
al cáncer de mama no significa que dicha persona vaya a contraer
necesariamente dicho tipo de cáncer; por el contrario, se
detectan algunos casos de cáncer de mama en personas que
tienen la secuencia normal. En cualquier caso, las células
cancerígenas implican un desarrollo celular anómalo
con una multiplicación celular incontrolada. Dicha multiplicación
celular lleva consigo una producción de proteínas
inusual, lo que implica un consumo de energía extraordinario.
Cada año se detectan más de un millón
de nuevos casos de cáncer en la Comunidad Europea. Sólo
un 45% de los enfermos se curan. Cuando el cáncer está
localizado (aproximadamente un 58% de los casos), se aplica la cirugía
y la radioterapia o una combinación de ambos métodos
y se obtiene un porcentaje de curaciones mayor del 60%. En el caso
de metástasis generalizada, el único método
aplicable es la quimioterapia, con un porcentaje de éxito
bastante pequeño, alrededor de un 12%.
DIAGNÓSTICO
En los últimos 25 años se ha producido
una revolución en el campo del diagnóstico médico
que ha permitido visualizar el interior del organismo humano por
métodos no invasivos, produciendo imágenes en tres
dimensiones y de muy alta resolución.
Todas estas técnicas resultan de la contribución combinada
de varias áreas de la ciencia e ingeniería: la física
nuclear y de partículas, avances en los detectores de radiación
y de partículas; continuos desarrollos en la electrónica
de adquisición de datos y ordenadores cada vez más
rápidos para la reconstrucción de la imagen. El diagnóstico
actual es una tarea colectiva en la que participan médicos
con la asistencia de físicos, ingenieros e informáticos.
El primer gran avance fue el escáner de rayos
X o TAC (tomografía axial computerizada). El inventor fue
un físico, Geoffrey Hounsfield, que trabajaba en una casa
discográfica inglesa muy conocida, EMI. Dicha compañía
había decidido producir no solamente los discos de los Beatles,
sino también aparatos de sonido que por aquel entonces se
fabricaban con tubos de vacío. Los fotomultiplicadores que
utilizó Hounsfield para producir su escáner son un
tipo especial de tubos de vacío. Se le ocurrió que
si detectaba los rayos X en distintos planos de detección
alrededor del paciente, es decir, produciendo distintos cortes,
obtendría una imagen tridimensional y más rica en
información que las placas simples de rayos X. Así
pues, Hounsfield inventó la tomografía (tomos
es una palabra griega que significa corte), y por ello obtuvo el
premio Nobel en 1972.
La siguiente gran contribución fue la Resonancia
Magnética Nuclear, que ha sido la técnica de diagnóstico
dominante durante los años 90. Dicha técnica muestra
la distribución de agua en el organismo humano. Se introduce
al paciente en un zona con un campo magnético elevado. Los
núcleos de los átomos de hidrógeno, que forman
la molécula de agua, son los protones. Cada protón
se comporta como un pequeño imán y gira alrededor
de la dirección del campo, emitiendo ondas de radio, que
se registran y analizan por un ordenador, que produce finalmente
una sección en dos dimensiones del cuerpo humano. La RMN
es extremadamente eficiente para visualizar la anatomía de
los tejidos blandos y puede detectar tumores extremadamente pequeños.
De entre todas las aplicaciones la más innovadora
es la tomografía por emisión de positrones. Si la
resonancia magnética nuclear ha sido la técnica dominante
de los años 90, se prevé que la TEP será la
técnica del siglo XXI. La técnica TEP es apasionante:
como hemos mencionado las células cancerígenas se
multiplican a un ritmo superior a las normales, con la consiguiente
producción de proteínas. Todo esto implica un consumo
extraordinario de energía. Dicha energía se puede
obtener a partir de moléculas de glucosa. Por lo tanto, si
suministramos glucosa a un paciente con cáncer observaremos
una acumulación de glucosa en las proximidades de las células
cancerígenas. Pero, ¿cómo podemos visualizar
la concentración de glucosa en el organismo? La respuesta
viene de nuevo de la Física Nuclear y de Partículas:
se puede marcar la glucosa reemplazando un átomo
de Oxígeno por otro de flúor 18, un isótopo
que emite positrones y que se produce mediante un ciclotrón.
El positrón es la antipartícula del electrón,
posee las mismas propiedades que éste excepto que su carga
eléctrica es positiva. Cuando se emite el positrón
éste encuentra rápidamente un electrón, pues
toda la materia está llena de electrones, y las dos partículas
se aniquilan, dando lugar a dos rayos gamma que salen en direcciones
completamente opuestas y con la misma energía equivalente
a la masa del electrón. Los rayos gamma atraviesan el cuerpo
humano y son detectados por un anillo de detectores situados alrededor
del paciente. Por tanto, con la TEP se obtienen imágenes
funcionales de sucesos biológicos que ocurren en nuestro
interior. La TEP fue inventada por Michael Ter-Pogossian en EEUU.
La TEP no tiene rival en la detección del
cáncer. La
TEP permite diferenciar entre tejido enfermo y sano. En ocasiones,
por medio de una radiografía se descubre una sombra sospechosa,
por ejemplo, en los pulmones. La TEP indica si la sombra se trata
de un tumor maligno y además revela si hay metástasis
adicionales. De esta forma, TEP permite el diagnóstico del
cáncer antes de que se disemine. El mayor riesgo del cáncer
es su propagación por todo el cuerpo. La TEP es el único
método diagnóstico que permite en una sola exploración
detectar todas las lesiones tumorales independientemente del órgano
en el que se localicen, en mayor número y de forma más
precoz que el resto de pruebas diagnósticas juntas, lo que
conlleva a un adecuado manejo terapéutico posterior que permite
disminuir las cifras de mortalidad. La TEP puede constatar además
la eficacia de los métodos de radio o quimioterapia aplicados.
Cuando se produce un incremento de pérdida
de memoria en personas de edad avanzada, la
TEP puede distinguir entre Alzheimer y otros tipos de demencia,
como por ejemplo la demencia vascular. Se pueden hacer diagnósticos
correctos incluso antes de que el paciente haya comenzado a manifestar
clínicamente la enfermedad. Con ayuda del aminoácido
F-Dopa, la TEP es capaz de determinar si hay una disminución
en la síntesis de dopamina en el cerebro, como en el caso
de la enfermedad de Parkinson. La TEP puede determinar las regiones
cerebrales con reducción del metabolismo de glucosa. Éstas
regiones son las responsables de los ataques de epilepsia y, gracias
a nuevas técnicas quirúrgicas, es posible tratarlas.
RADIOTERAPIA
Como se relata en el artículo sobre aceleradores
de esta revista, Ernst O. Lawrence construyó el primer ciclotrón
en 1932. En 1938 la madre de Lawrence fue la primera persona en
el mundo en ser tratada con haces de neutrones producidos por un
ciclotrón. La madre de Lawrence se curó.
Hay instalados más de 10.000 aceleradores
de electrones en el mundo que producen rayos X de alta energía
para el tratamiento del cáncer y que han funcionado con éxito
en muchos casos. Sin embargo, los rayos X no son efectivos frente
a muchos tipos de cáncer. El problema de la radioterapia
es eliminar el tumor sin dañar los tejidos sanos. Con los
rayos X o rayos gamma esto se consigue sólo en parte. Por
desgracia, todos conocemos a alguien que ha sido curado de cáncer
pero que la radiación le ha producido otros daños
secundarios. La razón es que los rayos X depositan la mayor
parte de su energía cerca de la superficie, y si el cáncer
no está situado en la superficie corporal se dañan
tejidos sanos del organismo. Este problema se podría solucionar
mediante la utilización de haces de protones o iones pesados,
debido al hecho de que depositan la mayor parte de su energía
cuando se paran (este efecto se conoce como pico de Bragg). Además
tanto los protones como los iones pesados recorren trayectorias
en línea recta sin depositar energía lateralmente.
La hadronterapia es la técnica por la cual se utilizan haces
de hadrones (como los protones, neutrones e iones pesados) para
la terapia del cáncer.
Robert Wilson fue el primero en proponer el uso de
protones para terapia del cáncer en 1947. Los primeros tratamientos
comenzaron en 1954 en el Lawrence Berkeley Laboratory (California).
Actualmente existen en el mundo varios centros de terapia de protones:
en Estados Unidos, Japón, Rusia, Sudáfrica y Europa.
Más de 25.000 pacientes han sido tratados hasta el año
2000 en el mundo, la mayoría en centros de investigación
en física nuclear y de partículas que han dedicado
parte del tiempo del acelerador a usos médicos. Loma Linda
(California) es el primer hospital dedicado a la terapia de protones.
La energía típica de los protones es de alrededor
de 200 millones de electronvolts.
El primer hospital del mundo en utilizar haces de
neutrones como terapia fue el Hammersmith de Londres en 1970. En
el año 2000 alrededor de 30.000 pacientes han sido tratados
mediante esta técnica en el mundo. Por otro lado, la facilidad
de los compuestos del boro de fijarse en ciertos tumores, especialmente
en tumores cerebrales, junto con el fenómeno de captura de
neutrones por el boro, convierte al mismo en un elemento muy útil
en radioterapia. El boro, tras ser irradiado por un haz de neutrones,
los captura, y posteriormente se inyecta en el paciente concentrándose
en el tumor, donde emite partículas alfa y litio sin dañar
los tejidos sanos.
El método más avanzado de radioterapia de tumores
profundos es la utilización de iones pesados. Casi todas
las lesiones del ADN celular se reparan por la propia célula.
Las células cancerígenas mueren con mayor facilidad
si el daño causado al ADN de las mismas es tan grande que
la probabilidad de una reparación correcta es pequeña.
Se sabe que los haces de iones de carbono son los más adecuados
para producir un daño irreparable al final de su recorrido
mientras que producen un daño reparable en su camino. Iones
más pesados producen un daño irreparable también
en las células sanas, mientras que iones más ligeros
no son tan eficientes en la destrucción del tumor. Existen
muy pocos centros en el mundo con experiencia en terapia de iones.
El primero fue el Lawrence Berkeley Laboratory, que terminó
su actividad a principios de los 90. El centro HIMAC en Japón
le sucedió en 1995. También existe un centro en Darmstadt
(Alemania). Están en proyecto un centro en Italia, a cargo
de la Fundación TERA y otro en Austria. Típicamente
la energía es de hasta mil millones de electronvoltios por
nucleón y se obtiene mediante un sincrotrón de unos
100 metros de diámetro.
PERSPECTIVAS
Las investigaciones realizadas por los científicos
en los últimos cien años, en especial el descubrimiento
de los rayos X y la radiactividad, han permitido una transformación
radical en las técnicas de diagnóstico médico
durante los últimos 30 años. Mediante dichas técnicas,
que se utilizan actualmente en cualquier hospital de forma rutinaria,
se visualiza en 3 dimensiones no sólo la estructura del cuerpo
humano sino la funcionalidad de sus componentes y con una resolución
espacial muy alta. Siempre existe necesariamente un retraso entre
un hallazgo científico y su repercusión en nuestra
vida ordinaria, pero es evidente que la investigación básica
siempre es beneficiosa no sólo como búsqueda del conocimiento
sino también como aplicación práctica.
José María Benlloch
IFIC, centro mixto CSIC-Universitat de València
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Fotografía superior: Sala
de terapia del Centro de Terapia mediante Iones Pesados en Chiba
(Japón). Dicha sala está equipada con haces verticales
y horizontales. La fotografía muestra dos colimadores
y dos intensificadores de imagen de rayos X enfrentados, y una
camilla de tratamiento entre ellos.
Fotografía inferior: Maqueta del Centro de Terapia mediante
Iones Pesados en Chiba (Japón). (Cortesía del
CERN.) |
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Fotografía superior: Diseño por
ordenador del gantry, instrumento mediante el cual el haz de
iones pesados procedente del acelerador se divide en muchos
haces de menor intensidad y, a su vez, se focalizan desde distintas
direcciones hacia el paciente.
Fotografía inferior: Imagen en tres dimensiones del diseño
del Centro Nacional de Terapia Oncológica de la Fundación
TERA en Italia. Aparece el edificio con el acelerador principal,
un sincrotón, y las líneas de haz para las distintas
salas de tratamiento con sus respectivos gantries. (Cortesía
de Ugo Amaldi, Fundación TERA.) |
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