¿Cae el rayo a tierra o asciende a la nube?
Una nube de tormenta puede
representarse, desde un punto de vista eléctrico, como un dipolo
esencialmente. Por razones todavía sin entender del todo, en el
interior de la nube los cristales más pequeños de hielo están
mayoritariamente cargados positivamente, mientras que los cristales
de hielo más pesados lo están negativamente. Entonces, la parte
superior de la nube queda cargada positivamente mientras que en
alturas inferiores (pero por encima de la isoterma de cero grados)
la nube resulta cargada negativamente. Las diferencias de potencial
así generadas pueden llegar a superar los 100 millones de voltios,
por lo que no es de extrañar que se generen corrientes eléctricas
también de una extraordinaria intensidad.
En la descripción del fenómeno más
común del rayo entre la parte inferior de una nube de tormenta y el
suelo, que por inducción estaría cargado positivamente, hay que
distinguir básicamente dos fases: la salida desde la zona negativa
de la nube de una guía, que moviéndose a unos 2x105 m/s
(bastante menor que la velocidad de la luz en el vacío 3x108
m/s) y en zigzag (pudiéndose ramificar), se propaga hasta las
cercanías de la superficie de la Tierra, especialmente hacia
aquellos lugares cercanos más elevados y puntiagudos. A partir de
dichos lugares, surge una corriente de iones positivos que busca la
guía negativa.
Si eventualmente se produce su
unión, una onda ionizante se propaga en el sentido de la
tierra hacia la nube a una velocidad entre 1/3 y 1/2 de la velocidad
de la luz, creando el equivalente a un “alambre” conductor de unos
pocos centímetros cuadrados de sección (un plasma en verdad), por el
que circulan en torno a 30.000 amperios en el pico de corriente
(aunque pudiendo superar ampliamente los 100.000 amperios en
ocasiones), vaciando la región de la nube afectada de carga
negativa. Este proceso se conoce como rayo de retorno. La luz
brillante del relámpago se produce entonces y el calor generado
puede elevar la temperatura del aire circundante hasta una
temperatura de unos 30.000 grados Celsius, originando una expansión
rápida del aire y su posterior implosión que da lugar al trueno.
Cuando la descarga de retorno cesa,
el fenómeno del rayo podría haber finalizado. Sin embargo, si la
nube dispone todavía de carga adicional en otra zona, un nuevo canal
puede propagarse hacia abajo a lo largo de la primera guía residual
e iniciar otra descarga de retorno. Y así incluso varias veces.
Por tanto, ante la pregunta de si
el rayo cae a la tierra o sube a la nube, habría que contestar
afirmativamente en ambos casos.
El rayo intra-nube es otro tipo
común (de hecho, el más frecuente) de descarga. Ocurre entre centros
de carga opuestos dentro de la misma nube de tormenta y al
observarlo desde el exterior se ven destellos muy difusos. Sin
embargo, el rayo también puede salir de los límites de la nube
(descarga nube-nube) y ser visible a bastantes kilómetros de
distancia.
Ahora bien, en realidad el rayo es
un fenómeno muy complejo existiendo un tipo de descarga eléctrica
desde la parte superior de la nube hacia la parte alta de la
atmósfera, alcanzando incluso la ionosfera, conocido en inglés como
sprite (duende o espectro). Estos sucesos están
asociados casi siempre a la existencia simultánea de rayos
nube-tierra positivos y vienen siendo estudiados mediante satélites
por la NASA desde hace una decena de años.
En términos generales, una descarga
se propagará hacia la tierra cuando el gradiente de potencial
eléctrico sea mayor en la dirección de descenso, dependiendo en gran
medida de la distancia entre la isoterma de cero grados y la tierra.
Así, en las regiones más cálidas la zona para la formación de hielo
se halla situada a una altura superior en promedio que en latitudes
medias, por lo que se observa que la proporción (Z) de rayos intra-nube
con respecto a los rayos nube-tierra es bastante mayor en el Ecuador
terrestre que, por ejemplo, en Europa (Z=6 frente a Z=2). Esta
tendencia se ve en gran medida favorecida por el hecho de que la
separación entre las zonas positiva y negativa de la nube es menor
en el Ecuador.
Imagen esquemática y conceptual de distintos
fenómenos eléctricos y luminosos en la atmósfera (tomado de la
Revista del Aficionado a la Meteorología -RAM- )
Algo de
historia
Dado su carácter amedrentador y
aleatorio, el rayo se ha involucrado en numerosas ocasiones en la
historia del hombre y algunas de sus concepciones míticas o
interpretativas de una realidad que aún no comprendía bien. Así,
para los antiguos griegos, el rayo era el arma que un iracundo
Zeus utilizaba para castigar a los mortales como podemos
apreciar en el siguiente párrafo de la Odisea, donde se
pueden leer algunas quejas de la ninfa Calipso al dios
Hermes:
No tenéis piedad, dioses más celosos
y crueles que los mortales, que detestáis ver a una diosa con
un hombre abiertamente, cuando ésta lo toma por esposo.
Así, cuando Deméter, la de las bellas trenzas, ofreció su corazón y su
lecho a Jasión, Zeus se enteró de inmediato y le golpeó con su
resplandeciente rayo.
En la cultura nórdica, Thor
era el dios de los rayos y por ello el Jueves (día dedicado a
Júpiter, Zeus para los romanos) se corresponde en inglés
con Thursday, dedicado a Thor.
Recordemos por último que, durante
la Edad Media, Martín Lutero quedó marcado profundamente por
la caída próxima de un rayo que lo lanzó a tierra durante una
terrible tormenta que le sorprendió en un bosque cuando, el 2 de
julio de 1505, regresaba a la ciudad alemana de Erfurt, en
cuya universidad estudiaba jurisprudencia. “Quiero ser fraile”
juró entonces, ingresando al cabo de un tiempo en la orden de los
agustinos. Probablemente la elección de la orden no fue anodina,
pues su fundador Agustín de Hipona (que había pertenecido a
la secta de los maniqueos en su juventud) fue introductor, en el
cristianismo del siglo V, del concepto de la predestinación en
relación con la salvación o la condenación eterna, eje de tantas
creencias y religiones. En verdad, Lutero se refirió en
distintas ocasiones al episodio del rayo y su influencia en el
proceso que le llevó a iniciar la reforma del cristianismo, con
todas las repercusiones que tuvo en la historia de la civilización
occidental.
Martín Lutero
Consejos para evitar que un rayo te fulmine
Hemos recopilado algunos consejos
encontrados en la web para evitar que te alcance un rayo. No nos
hacemos responsables de las opiniones vertidas y dejamos al libre
albedrío del lector el ponerlos en práctica o no.
· No refugiarse bajo árboles. Se está más seguro a campo abierto, a
ser posible en cuclillas dentro de una concavidad del terreno.
· No permanecer cerca del lindero del bosque, se está más seguro
dentro de él.
· La mejor protección contra los rayos es un coche cerrado, que
actúa a modo de jaula de Faraday. Atención: ¡recoger siempre la
antena de radio!
· En caso de tormentas no hay que bañarse en el mar ni permanecer
cerca de la orilla.
· Quien se encuentre verdaderamente lejos de todo asilo, en un llano
o pradera, nota que se le erizan los cabellos (señal de que un rayo
está a punto de caer) arrodillarse y doblar el cuerpo hacia
adelante. No tenderse en el suelo a todo lo largo.
· Otra recomendación es ponerse a la pata coja ya que la diferencia
de potencial (que es lo que atrae a los rayos) disminuye; cuantas
menos partes de nuestro cuerpo tengamos tocando el suelo más
posibilidades tendremos de evitar el rayo.
Miguel
Ángel Sanchis Lozano