HISTORIA DEL IFIC (I)

   

                En el otoño de 1950 Joaquín Catalá de Alemany inició en Valencia  una actividad totalmente nueva en España: el estudio de los núcleos atómicos y de las partículas elementales  mediante la técnica de emulsiones fotográficas. Catalá constituyó su grupo como  Sección Local del Instituto de Optica Daza de Valdés, del CSIC,  que a principios de los años 60 adquirió el nombre de Instituto de Física Corpuscular (IFIC). Actualmente el IFIC es un centro mixto dependiente de la Universidad de Valencia y del CSIC,  que el  año 2000 celebró su 50 aniversario.

               En agosto de 1949 Catalá había obtenido una beca para ir a  la Universidad de Bristol, entonces uno de los principales centros del mundo de investigación en física del estado sólido. A  Catalá  tal física no le entusiasmaba, ni tampoco su orientación muy teórica. Mientras pensaba regresar a España un amigo, W.M. Gibson, le pasó emulsiones  fotográficas  con trazas de rayos cósmicos. Catalá se entusiasmó con éllas  y fue aceptado en el grupo  que dirigía Cecil F.  Powell.

               Las placas fotográficas se usaban  más  para estudiar la radiactividad que para identificar partículas individuales. En 1937  Marietta Blau y Hertha Wambacher, con la ayuda del descubridor de la radiación cósmica, Viktor Hess, expusieron emulsiones a los rayos cósmicos en una montaña descubriendo que las partículas muy veloces producían nuevas trazas que emergían de un punto; estos sucesos llamados “estrellas” se interpretaron como la ruptura de un núcleo atómico en la emulsión.  Dos años más tarde, Cecil  Powell, comenzó a aplicar la técnica fotográfica a la física nuclear de bajas energías en Bristol. El grupo de  Powell mejoró las emulsiones con la ayuda de los fabricantes, Ilford y Kodak. La técnica era barata y fácil de transportar. Gracias a los esfuerzos de Powell y sus colaboradores se convirtió en la técnica dominante en los trabajos de física de altas energías. El equipo de Powell descubrió el pión y en 1950 Powell obtuvo el premio Nobel de Física.

               Catalá llegó pues al lugar adecuado en el momento preciso. Las emulsiones se adaptaban muy bien a un país como España, en el que la investigación científica comenzaba lentamente a recuperarse de la catástrofe que supuso la Guerra Civil. Con muy escasos recursos, participar en la frontera de la investigación en uno de los temas más interesantes del momento sólo era posible con una técnica barata, eficaz y capaz de producir resultados relevantes.

               El grupo de Valencia comenzó con cuatro personas: Catalá y tres estudiantes de doctorado: Fernando Senent Pérez, José Aguilar Peris y José Casanova González. Senent y Aguilar eran adjuntos de la cátedra de Catalá.

                Inicialmente, Catalá continuó sus investigaciones de Bristol para, a medida que el grupo se ampliaba y consolidaba,  desarrollar nuevas líneas de investigación, todas relacionadas con la técnica de emulsiones. Ya en 1952 el grupo  colaboraba con Bristol, Bruselas, Genova, Harwell y Paris. Hacia 1958  se había consolidado tanto en el ámbito nacional como en el internacional. Entre 1950 y 1958 el grupo produjo 57 trabajos, de los que muchos se presentaron en reuniones nacionales y congresos internacionales.  Las emulsiones usadas  procedían de la exposición de las placas a haces de aceleradores y a flujos elevados de reactores nucleares y no a los rayos cósmicos en altitudes elevadas.

                 Catalá atribuyó gran importancia a la comunicación y difusión de  sus actividades científicas. En 1958 publicó un libro de Física General  cuyos últimos capítulos se dedicaban a la física de partículas, con explicación de las teorías, detectores (principalmente emulsiones) y aceleradores empleados, así  como las aplicaciones médicas y los usos pacíficos de la energía nuclear.

(continuará)

Jorge Velasco