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Museu
de la Ciència i la Tècnica de Catalunya Las esferas de Magdenburg Aristóteles decía que la naturaleza tiene horror al vacío, por lo que éste no debería existir. Sin embargo, Galileo fue capaz de producir vacío en un cilindro de metal sacando el aire de su interior con un pistón muy ajustado. Para ello tuvo que vencer una fuerza enorme, que llamó fuerza del vacío, cuya naturaleza no comprendía. Su discípulo Torricelli encontró la explicación al descubrir la presión atmosférica. Nosotros soportamos sobre nuestras cabezas el peso de la columna de aire que tenemos encima, que se extiende hasta la estratosfera. Lo mismo le sucede al pistón de Galileo al extraer el aire. Esta fuerza del vacío fue puesta de manifiesto por el físico alemán Otto von Guericke (1602-1686), alcalde de Magdenburg, que realizó en 1657 un famoso experimento al que invitó a los parlamentarios de Ratisbona.
Von Guericke fabricó dos hemisferios de bronce de 0,67 codos de Magdenburg (unos 50 cm) de diámetro con los bordes muy bien pulimentados. Los acopló interponiendo entre ellos una fina banda circular de cuero graso e hizo el vacío en su interior. Enganchó dos tiros de ocho caballos a cada uno y arreó a los animales, que tiraron con fuerza para tratar de separarlos. A pesar de la profesionalidad con que se emplearon las caballerías, jaleadas de manera entusiasta por el público asistente, no lo consiguieron. Cuando von Guericke hizo penetrar el aire otra vez en interior de las semiesferas acopladas, éstas se separaron fácilmente. Esta fuerza del vacío se utiliza en las ventosas con que se cuelgan los utensilios de cocina, en los sistemas neumáticos para el transporte de pequeños paquetes, etc. Por otra parte, las técnicas de vacío son fundamentales para la Ciencia y la Técnica: detección de partículas elementales, fabricación de circuitos electrónicos para ordenadores, conservación de alimentos... Se puede decir que, paradójicamente, el vacío llena gran parte de nuestra vida. Con
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